domingo, 11 de abril de 2010

Dividiendo a la gente de un bar

Un señor enorme, fornido, de descomunal tamaño y cara de pocos amigos, entra en un bar atestado de gente. Se planta en jarras en la puerta y estirando el brazo derecho frente a él, exclama a voz en grito:

- ¡De aquí para la izquierda sois todos gilipollas y de aquí para la derecha sois todos maricones!

Los clientes del bar, aterrados, no se atreven a decir nada salvo un señor pequeñito que, temblando, dice:

- Oiga, que yo no soy maricón.

A lo que el mostrenco le responde:

- Pues ponte al otro lado, ¡gilipollas!

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