Una mujer está esperando para pasar a confesarse cuando observa que una amiga suya sale en ese instante del confesionario. Con ánimo de saludarla un momento, le pregunta:
-¿Qué tal ha ido, Rosa?
-Pues ya ves. Como anoche le hice una pajilla a mi marido el cura me ha mandado que me lave las manos en la pila del agua bendita.
-¡Pues no la ensucies mucho, que a mi me va a mandar que haga gárgaras!
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