Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros (Groucho Marx)

Este blog pretende ofrecer al visitante un chiste nuevo al día durante todo el año. Los habrá de todo género y calidad. Largos y cortos. Buenos y malos. Simpáticos, irreverentes, grotestos, de alto contenido sexual y propios de la astracanada más sonada.

Nadie está obligado a leerlos pero cualquier comentario es bien recibido.

O no.

domingo, 31 de enero de 2010

El hambre del turista

Un turista amante de España y su cultura se encuentra recorriendo lo más profundo del país cuando se detiene a comer en un pintoresco pueblo del interior. Mientras espera en la mesa a ser atendido por el camarero, observa cómo al cliente de al lado le sirven un plato con dos albóndigas de carne inmensas.

Con la boca hecha agua, cuando se acercan a tomarle nota solicita que le sirvan lo mismo que al otro comensal, pero el camarero le responde:

- Imposible, caballero. Verá, en este pueblo tenemos la tradición de celebrar una corrida de toros al día y ese caballero ha tenido la suerte de ser quien se va a poder comer los testículos del toro que ha muerto hoy. Si viene mañana prontito quizá pueda ser usted el afortunado.

El turista toma buena nota y, al día siguiente se planta en el restaurante a las nueve de la mañana, garantizándose ser el primero y poder disfrutar de semejante plato.

A la hora de comer, sin embargo, le sirven en un platito de postre dos pequeñas bolitas de carne. Indignado, protesta enérgicamente:

- ¡Oiga, que yo quiero unas bolas de carne como las que vi ayer!

A lo que el camarero responde:

- ¡No siempre gana el torero!

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