Un caballero calvo como una bola de billar pasea por una calle de su ciudad cuando se acerca a él otro individuo y exclama:
-¡Pepe, cuanto tiempo sin verte! ¿Te acuerda de mí? Soy Bartolo, el de la universidad.
- Cáspita Bartolo, ¿cómo va todo? Oye... ¡menuda melena tienes! Pero antes eras calvo como yo, ¿es que llevas peluca?
- ¡Qué va! -responde Bartolo- Es que me contaron un modo de recuperar el pelo y ya ves el resultado.
- ¿De veras? -pregunta fascinado el bueno de Pepe- pues dime qué he de hacer a ver si consigo yo lo mismo-
- Es muy sencillo -afirma Bartolo- todas las noches tienes que pasar la calva por el chocho de tu esposa un rato. Y ya está.
- Hmmmm -Pepe parece dudar del remedio - ¿lo dices en serio?¿sólo eso?
- Como lo oyes. Tu pruébalo.
Y así los dos amigos se despiden. Pepe le da vueltas al asunto una y otra vez ¿realmente funcionará el remedio? Al llegar a casa se lo comenta a su esposa y deciden intentarlo porque, total, no se pierde nada. Y así noche tras noche, Pepe está dale que te pego a refrotar su calva por las partes pudendas de su mujer. Y a los diez días, como por arte de magia, empieza a salirle una pelusilla oscura en la cabeza... que a los veinte días es una creciente masa de pelo... y a los tres meses es una melenilla imponente.
Así Pepe va otro día por la calle con su melenaza sujeta en una coleta cuando ve a un señor calvo de espaldas que está hablando con otra persona. Movido por la pena y sabedor del remedio que podría hacer a ese caballero muy dichoso y melenudo se dirige a él para contarle el secreto del frotamiento. Le toca en el hombro para llamar su atención y, al girarse, el señor calvo muestra una espesa y poblada barba negra. Entonces Pepe le dice:
-¡Golosoooooooooooooooooooo!
-¡Pepe, cuanto tiempo sin verte! ¿Te acuerda de mí? Soy Bartolo, el de la universidad.
- Cáspita Bartolo, ¿cómo va todo? Oye... ¡menuda melena tienes! Pero antes eras calvo como yo, ¿es que llevas peluca?
- ¡Qué va! -responde Bartolo- Es que me contaron un modo de recuperar el pelo y ya ves el resultado.
- ¿De veras? -pregunta fascinado el bueno de Pepe- pues dime qué he de hacer a ver si consigo yo lo mismo-
- Es muy sencillo -afirma Bartolo- todas las noches tienes que pasar la calva por el chocho de tu esposa un rato. Y ya está.
- Hmmmm -Pepe parece dudar del remedio - ¿lo dices en serio?¿sólo eso?
- Como lo oyes. Tu pruébalo.
Y así los dos amigos se despiden. Pepe le da vueltas al asunto una y otra vez ¿realmente funcionará el remedio? Al llegar a casa se lo comenta a su esposa y deciden intentarlo porque, total, no se pierde nada. Y así noche tras noche, Pepe está dale que te pego a refrotar su calva por las partes pudendas de su mujer. Y a los diez días, como por arte de magia, empieza a salirle una pelusilla oscura en la cabeza... que a los veinte días es una creciente masa de pelo... y a los tres meses es una melenilla imponente.
Así Pepe va otro día por la calle con su melenaza sujeta en una coleta cuando ve a un señor calvo de espaldas que está hablando con otra persona. Movido por la pena y sabedor del remedio que podría hacer a ese caballero muy dichoso y melenudo se dirige a él para contarle el secreto del frotamiento. Le toca en el hombro para llamar su atención y, al girarse, el señor calvo muestra una espesa y poblada barba negra. Entonces Pepe le dice:
-¡Golosoooooooooooooooooooo!
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