Un enterrador va caminando por el cementerio donde trabaja cuando escucha, procedente de una tumba reciente, gritos que dicen:
- ¡Socorro, que no estoy muerto!
El hombre, velozmente va hasta el lugar, excava hasta llegar al ataúd y, golpeando con la pala al señor que grita dice:
- ¡Tú lo que estás es mal enterrado!
- ¡Socorro, que no estoy muerto!
El hombre, velozmente va hasta el lugar, excava hasta llegar al ataúd y, golpeando con la pala al señor que grita dice:
- ¡Tú lo que estás es mal enterrado!
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