Al terminar el entierro de un hombre de buena posición sus hijos van recibiendo el pésame de todos los asistentes.
- Mi más sentido pésame -dicen los presentes.
- Gracias -responde, invariablemente los hijos.
Cuando le llega el turno al director de la sucursal de la que era cliente habitual el finado, el caballero les da la mano a ambos hijos y dice:
- Mi más sentida enhorabuena.
Entonces uno de los hijos mira al otro y exclama:
- Ya no hay dudas, papá estaba forrado.
- Mi más sentido pésame -dicen los presentes.
- Gracias -responde, invariablemente los hijos.
Cuando le llega el turno al director de la sucursal de la que era cliente habitual el finado, el caballero les da la mano a ambos hijos y dice:
- Mi más sentida enhorabuena.
Entonces uno de los hijos mira al otro y exclama:
- Ya no hay dudas, papá estaba forrado.
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