Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros (Groucho Marx)

Este blog pretende ofrecer al visitante un chiste nuevo al día durante todo el año. Los habrá de todo género y calidad. Largos y cortos. Buenos y malos. Simpáticos, irreverentes, grotestos, de alto contenido sexual y propios de la astracanada más sonada.

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O no.

sábado, 22 de mayo de 2010

El indulto parcial

Un día como otro cualquiera, el Diablo sube al Cielo para comentar unas cosillas con Dios.

- Verás -dice el demonio-, tengo el infierno lleno y no hay manera de seguir aceptando almas condenadas en unas condiciones de sufrimiento y martirio lo suficientemente dignas. Pese a que estamos ampliando las instalaciones, es tan enorme el caudal de almas que llega que no nos va a dar tiempo a aceptarlas a todas. Así que, o buscamos una solución o esto se ha acabado.

- No te preocupes, Lucifer -responde Dios, mesándose las barbas-, seguro que se me ocurre algo.

- Eso espero.

Mientras el Diablo se aleja, Dios comienza a pasear, meditabundo, por los hermosos caminos del Paraíso. San Pedro, que camina en silencio a su lado, súbitamente exclama:

- ¡Ya sé que podemos hacer!

- ¿Qué se te ha ocurrido? -inquiere Dios, expectante.

- Bueno, tengo entendido que en función de lo malvada que haya sido cada persona en su vida mortal, su alma ocupa un mayor o menor espacio. Así los realmente malvados ocupan en el infierno muchísimo más espacio que los levemente malvados.

- Ajá -dice Dios mientras medita las palabras del Santo.

- Así que, si se le concediese un indulto parcial a alguna de las almas más malvadas del infierno y se la sacase del infierno durante un tiempo reencarnándolo en la Tierra, eso tendría que liberar bastante espacio en la instalaciones de Lucifer para que pudiesen seguir entrando otros condenados.

- ¡Qué buena idea! -exclama Dios-, infórmate ahora mismo de quien es el alma más malvada del infierno.

San Pedro marca veloz a los Registros y regresa al poco tiempo con unos documentos.

- Ya lo tengo. Según nuestros datos el peor alma de todas es la de Adolf Hitler.

- Pues dile que suba a verme y veremos qué se puede hacer.

Así que San Pedro, obediente, desciende al Infierno, habla con Lucifer y ambos acuden a buscar el alma de Hitler. Después, con el condenado ya localizado, los tres suben al Cielo a hablar con Dios.

- Bien, Adolfo -comienza Dios-, si por la razón que fuese te concediésemos un indulto parcial y te dejásemos regresar a la Tierra durante cincuenta años... ¿tú qué harías?

Hitler se apoya una mano en la barbilla y comienza a pensar la respuesta. Al final, sentencia:

- Gasearía a seis millones de judíos y a tres daneses.

Dios, San Pedro y Lucifer se miran extrañados los unos a los otros y, finalmente, Dios pregunta:

- ¿Y por qué a tres daneses?

A lo que Hitler frotándose las manos y con los ojos enloquecidos, responde:

- ¡Ja, sabía que los judíos no importan!

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