Una mujer acude al médico con su hijo de siete años porque, desde que cumplió los cinco sólo repite una y otra vez la palabra "Mus". Aunque al principio creían que aquello "era cosa de niños", al pasar tanto tiempo sin que el chavalín dijese otra cosa los padres se dieron cuenta de que la situación no era normal y era preciso pedir ayuda.
- Bien, señora -dijo el médico-, ¿en qué puedo ayudarla?
- Vera, doctor, mi hijo Pablito sólo repite una y otra vez "Mus", y nos tiene ya desesperados en casa.
El doctor, tan sorprendido como extrañado, mira al niño y le somete a un breve interrogatorio:
- ¿Cómo te llamas, niño?
- "Mus".
- ¿Cuantos años tienes?
- "Mus".
- ¿A qué colegio vas?
- "Mus".
El doctor, ante aquella situación medita un tiempo mirando fijamente al crío y, súbitamente, exclama:
- ¡No hay mus!
- Envido a Grande -responde el niño.
- Cinco más -dice el doctor.
- ¡Órdago! - grita el pequeñajo, excitado.
El médico, frotándose la barbilla mira pensativo al pequeño paciente mientras la madre, visiblemente nerviosa y muy sorprendida ante aquella situación, pregunta:
- ¿Qué tiene mi hijo, doctor?¿Qué tiene?
- ¡Pues por lo seguro que le veo, por lo menos tiene tres reyes!
- Bien, señora -dijo el médico-, ¿en qué puedo ayudarla?
- Vera, doctor, mi hijo Pablito sólo repite una y otra vez "Mus", y nos tiene ya desesperados en casa.
El doctor, tan sorprendido como extrañado, mira al niño y le somete a un breve interrogatorio:
- ¿Cómo te llamas, niño?
- "Mus".
- ¿Cuantos años tienes?
- "Mus".
- ¿A qué colegio vas?
- "Mus".
El doctor, ante aquella situación medita un tiempo mirando fijamente al crío y, súbitamente, exclama:
- ¡No hay mus!
- Envido a Grande -responde el niño.
- Cinco más -dice el doctor.
- ¡Órdago! - grita el pequeñajo, excitado.
El médico, frotándose la barbilla mira pensativo al pequeño paciente mientras la madre, visiblemente nerviosa y muy sorprendida ante aquella situación, pregunta:
- ¿Qué tiene mi hijo, doctor?¿Qué tiene?
- ¡Pues por lo seguro que le veo, por lo menos tiene tres reyes!
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