Un periodista acude a entrevistar a una señora que está dentro del libro de los Records por tener treinta hijos. Rodeado de niños, el periodista pregunta:
- Y dígame, ¿cómo se llaman sus treinta hijos?
- Vicente. Todos se llaman Vicente.
- ¡Cielos! -exclama el entrevistador- ¿eso no es un lío?
- Ni mucho menos -responde la señora, segura de sí misma-, son todos ventajas. Cuando llega la hora de comer digo "Vicente, a comer" y los treinta se dan por aludidos y vienen. Lo mismo a la horas de asearse, digo "Vicente, a lavar los dientes", y todos lo hacen.
- Bueno, mirado así... -responde, algo confuso el periodista-. Pero... ¿cómo lo hace para llamarlos individualmente?
- ¡Ah, entonces a cada uno lo llamo por su apellido!
- Y dígame, ¿cómo se llaman sus treinta hijos?
- Vicente. Todos se llaman Vicente.
- ¡Cielos! -exclama el entrevistador- ¿eso no es un lío?
- Ni mucho menos -responde la señora, segura de sí misma-, son todos ventajas. Cuando llega la hora de comer digo "Vicente, a comer" y los treinta se dan por aludidos y vienen. Lo mismo a la horas de asearse, digo "Vicente, a lavar los dientes", y todos lo hacen.
- Bueno, mirado así... -responde, algo confuso el periodista-. Pero... ¿cómo lo hace para llamarlos individualmente?
- ¡Ah, entonces a cada uno lo llamo por su apellido!
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