Un matrimonio de ancianos visita al médico.
- Díganme, ¿qué sucede? -pregunta el galeno a la octogenaria pareja.
- Bueno, -responde el marido un tanto azorado- verá doctor... es que yo... al primero llego todos los días sin ningún problema.
El médico, ante aquella revelación, alza una ceja y mira con cierta sorpresa al abuelo. Al mismo tiempo su esposa, tan vieja como él, sonríe por lo bajini como diciendo con cariño "!ay, mi maridito!".
- Al segundo... me cuesta algo, empiezo a notarme agarrotado... pero también llego siempre.
El doctor empieza a sentir admiración por ese hombre tan mayor y tan vigoroso.
- Al tercero... pues se me dispara el pulso, me empieza a fallar la respiración, noto que las piernas me tiemblan demasiado... ¡a veces incluso tengo que descansar un buen rato o me muero ahí mismo! Pero hasta ahora siempre he llegado.
El médico alucina con aquellas confesiones.
- Pero al cuarto... Al cuarto no llego. Noto que si lo intento la diño. Se me va el alma. No puedo, no puedo.
- ¡Caramba! -exclama el doctor- Pero usted no puede quejarse. ¡Con la edad que tiene llegar al tercero es un éxito incomparable!
- Ya... ¡pero yo vivo en el cuarto!
- Díganme, ¿qué sucede? -pregunta el galeno a la octogenaria pareja.
- Bueno, -responde el marido un tanto azorado- verá doctor... es que yo... al primero llego todos los días sin ningún problema.
El médico, ante aquella revelación, alza una ceja y mira con cierta sorpresa al abuelo. Al mismo tiempo su esposa, tan vieja como él, sonríe por lo bajini como diciendo con cariño "!ay, mi maridito!".
- Al segundo... me cuesta algo, empiezo a notarme agarrotado... pero también llego siempre.
El doctor empieza a sentir admiración por ese hombre tan mayor y tan vigoroso.
- Al tercero... pues se me dispara el pulso, me empieza a fallar la respiración, noto que las piernas me tiemblan demasiado... ¡a veces incluso tengo que descansar un buen rato o me muero ahí mismo! Pero hasta ahora siempre he llegado.
El médico alucina con aquellas confesiones.
- Pero al cuarto... Al cuarto no llego. Noto que si lo intento la diño. Se me va el alma. No puedo, no puedo.
- ¡Caramba! -exclama el doctor- Pero usted no puede quejarse. ¡Con la edad que tiene llegar al tercero es un éxito incomparable!
- Ya... ¡pero yo vivo en el cuarto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario