En medio de la confusión de cuerpos enroscados entre sí que es un combate de lucha grecorromana, el contendiente que va perdiendo, superado por su rival, ve en un momento dado un bulto entre dos piernas.
Desesperado piensa "¡Esta es la mía!", y lanza contra aquello un bocado con todas sus fuerzas.
¡Y sí, era la suya!
Desesperado piensa "¡Esta es la mía!", y lanza contra aquello un bocado con todas sus fuerzas.
¡Y sí, era la suya!
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