Un señor enorme, fornido, de descomunal tamaño y cara de pocos amigos, entra en un bar atestado de gente. Se planta en jarras en la puerta y estirando el brazo derecho frente a él, exclama a voz en grito:
- ¡De aquí para la izquierda sois todos gilipollas y de aquí para la derecha sois todos maricones!
Los clientes del bar, aterrados, no se atreven a decir nada salvo un señor pequeñito que, temblando, dice:
- Oiga, que yo no soy maricón.
A lo que el mostrenco le responde:
- Pues ponte al otro lado, ¡gilipollas!
- ¡De aquí para la izquierda sois todos gilipollas y de aquí para la derecha sois todos maricones!
Los clientes del bar, aterrados, no se atreven a decir nada salvo un señor pequeñito que, temblando, dice:
- Oiga, que yo no soy maricón.
A lo que el mostrenco le responde:
- Pues ponte al otro lado, ¡gilipollas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario