Patxi decide un día que va a participar en la carrera de natación que se celebra todos los años en la ría de Bilbao. Así que, llegado el momento, se coloca entre los nadadores. Espera a que suene la señal y al oír la señal se lanza al agua y empieza a nadar con todas sus fuerzas. A los pocos segundos ya va el primero destacadísimo. Nadie es capaz de alcanzarle. Pero, de repente, aunque mueve los brazos a gran velocidad deja de avanzar. Él sigue y sigue y sigue, pero no avanza un ápice.
Los demás competidores llegan a su altura y le rebasan. La organización manda una barca a buscarle y sacarle de la ría. Al llegar hasta él le preguntan:
- Aiva Patxi ¿qué ha sucedido?
- Pues ya ves. Que iba yo nadando tan ricamente y he visto una rubia despampanante en la orilla, me he empalmado y he encallado con el fondo de la ría.
- Joder Patxi, pues haberte puesto boca arriba y seguías de espaldas.
- Sí, hombre, ¿y el puente colgante qué?
Los demás competidores llegan a su altura y le rebasan. La organización manda una barca a buscarle y sacarle de la ría. Al llegar hasta él le preguntan:
- Aiva Patxi ¿qué ha sucedido?
- Pues ya ves. Que iba yo nadando tan ricamente y he visto una rubia despampanante en la orilla, me he empalmado y he encallado con el fondo de la ría.
- Joder Patxi, pues haberte puesto boca arriba y seguías de espaldas.
- Sí, hombre, ¿y el puente colgante qué?
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