Un hombre padece un buen día una molestia espantosa en al punta de su pene: le ha salido un grano justo ahí. Azorado y bastante dolorido acude al médico en busca de algún remedio. El doctor al ver aquello le dice:
- Mire, caballero, el mejor modo de solucionar esto es introduciendo el pene en un vaso con leche fresca todas las noches durante al menos diez días.
El señor, algo más animado al conocer el remedio, marcha a su casa y esa misma noche, cuando su esposa se va a acostar se dirige a la cocina, pone un vaso sobre la mesa, lo llena de leche fresca y mete la cola en su interior.
Pero justo en ese instante, su mujer entra en la estancia y descubre la escena. Sorprendida, exclama:
- ¡La Virgen, no sabía yo que la teníais que recargar como una estilográfica!
- Mire, caballero, el mejor modo de solucionar esto es introduciendo el pene en un vaso con leche fresca todas las noches durante al menos diez días.
El señor, algo más animado al conocer el remedio, marcha a su casa y esa misma noche, cuando su esposa se va a acostar se dirige a la cocina, pone un vaso sobre la mesa, lo llena de leche fresca y mete la cola en su interior.
Pero justo en ese instante, su mujer entra en la estancia y descubre la escena. Sorprendida, exclama:
- ¡La Virgen, no sabía yo que la teníais que recargar como una estilográfica!
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