Un mensajero indio llega hasta Fort Apache y pregunta por el doctor de la guarnición. El médico se apresta a atender al piel roja pero este permanece de pie y sólo dice:
- Gran Jefe, no caca.
El doctor ante ese mensaje interpreta que el jefe de los indios sufre de estreñimiento y, solícito, le entrega al emisario una tableta de laxantes y le indica que se tome uno al día.
A la semana vuelve el mensajero indio, se dirige a la enfermería y dice:
- Gran Jefe, no caca.
El médico, sorprendido, le entrega un jarabe mucho más fuerte que las anteriores tabletas y le dice que el jefe debe tomar tres cucharadas al día.
A la semana el emisario regresa a ver al médico.
- Gran Jefe, no caca.
El médico, superado por semejante estreñimiento, entrega al mensajero unos supositorios laxantes de caballo, una crema dilatadora para el recto y una vejiga para hacer enemas.
A los siete días vuelve el mensajero. El médico desesperado se dirije hacia él y le pregunta:
- ¿Y ahora qué pasa?
- Gran caca, no Jefe.
- Gran Jefe, no caca.
El doctor ante ese mensaje interpreta que el jefe de los indios sufre de estreñimiento y, solícito, le entrega al emisario una tableta de laxantes y le indica que se tome uno al día.
A la semana vuelve el mensajero indio, se dirige a la enfermería y dice:
- Gran Jefe, no caca.
El médico, sorprendido, le entrega un jarabe mucho más fuerte que las anteriores tabletas y le dice que el jefe debe tomar tres cucharadas al día.
A la semana el emisario regresa a ver al médico.
- Gran Jefe, no caca.
El médico, superado por semejante estreñimiento, entrega al mensajero unos supositorios laxantes de caballo, una crema dilatadora para el recto y una vejiga para hacer enemas.
A los siete días vuelve el mensajero. El médico desesperado se dirije hacia él y le pregunta:
- ¿Y ahora qué pasa?
- Gran caca, no Jefe.
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